En el sentido general de la palabra, la contaminación es una degradación del medio ambiente mediante la introducción en el aire, el agua o el suelo de materiales que no están presentes de forma natural en ese medio.

La contaminación genera desequilibrios. Al provocar una alteración más o menos irreversible de los ecosistemas, el fenómeno contaminante provoca principalmente la migración o la extinción de especies vivas endémicas, que con demasiada frecuencia son incapaces de adaptarse a su nuevo entorno biofísico. A mayor escala, la contaminación puede tener un impacto directo sobre la salud humana y la biosfera, como ilustra el proceso de calentamiento global, que provoca profundos cambios climatológicos y da lugar a la aparición de enfermedades antes desconocidas.

Todas las actividades humanas son potencialmente susceptibles de causar contaminación accidental o crónica. Los barcos comerciales o de recreo, pero también las plataformas de exploración o explotación petrolífera en alta mar, las graveras submarinas, las obras de dragado o de construcción y las instalaciones de acuicultura son, sin excepción, fuente de vertidos contaminantes.